6. Un
cambio de imagen
-
Antes de nada... – dice Álex – Habrá que camuflarte un
poco. Es decir, no puedes ir a todas partes con ese atuendo, no porque sea feo,
sino porque destaca demasiado, ¿entiendes?
-
Claro. ¿Y a dónde vamos?
Natalia siente que la están mirando en busca de consejo, ya
que es la única de ellos tres que sabe de moda de chica... más o menos.
Salen de la casa de Alejandro y se dirigen en autobús hacia
unos grandes almacenes en el centro de Londres.
Las puertas se abren y ellos entran decididos, con la mirada
fija en el ascensor luminoso que se encuentra nada más entrar a la izquierda.
Una pareja joven entra junto a ellos, y Dione mira cómo se
dan la mano y se miran con ternura... ¿cuándo fue la última vez que vio ella
algo así? No. Ni hablar, nada de amoríos, está prohibido, y aunque no siga ni
mucho a menos las normas de Goilyn, le ha quedado la huella de sus enseñanzas
durante esos largos años.
Natalia tiene que darle un toque en el brazo a la princesa
para que ella reaccione y salgan del ascensor. Ante ellos hay una fila larga de
tiendas y comercios de ropa, joyería, accesorios, calzado... Está claro que han
llegado a la planta de Moda.
Natalia no está acostumbrada a ir de compras en esa clase de
centros comerciales, ella suele ir a pequeñas tiendas de la calle de moda
vintage. Van un poco a tientas a una tienda con un escaparate brillante, con
tres maniquís vestidos con ropa muy cara. Al ver los precios, descartan esa y
van a la siguiente. Esta vez en el escaparate se muestran cinco conjuntos
urbanos, los precios son económicos por lo que deciden entrar. La tienda es más
espaciosa de lo que parece por fuera, y se dividen en distintas secciones para
elegir las cosas adecuadas para Dione.
La princesa va por su cuenta en el apartado de moda
callejera; coge de unas perchas dos pares de vaqueros gastados y tres camisetas
que le han llamado la atención. Natalia por su parte, busca por la sección de
noche, escogiendo para su amiga un vestido azul oscuro, una falda negra y una
camisa atada al cuello. Por último, Álex, que mira por la ropa de abrigo; coge
un abrigo oscuro muy bonito y una chaqueta de lana que cree que le gustará a
Dione.
Más tarde se reunen frente a los probadores y muestran a la
protagonista lo que ha elegido cada uno.
-
Bueno, esta falda negra me parece muy bonita – dice
tímidamente Natalia – esta camiseta es alucinante y cuando vi este vestido...
me quedé sin palabras.
-
Yo he cogido este precioso abrigo, que te vendrá muy
bien para estos días tan fríos, y esta chaqueta.
-
Pues yo he elegido estos vaqueros y estas camisetas –
dice la princesa mostrando ambas prendas en el aire – Me encanta todo lo que
hemos elegido. ¿Nos vamos?
-
Espera, primero hay que pagarlo – dice Álex sonriendo.
-
Ah.. claro – dice Dione.
Los tres avanzan hacia donde está la dependienta de la
tienda: una chica con un piercing en la lengua, la cara excesivamente
maquillada y un corte de pelo moderno.
Pagan y, como aún no se les ha ido su presupuesto, compran
dos pares de zapatos; finalmente caminan hasta que entran en el autobús, y la
nieve sigue cayendo sobre Londres.
Dione se sienta, y Natalia, a la espera de que Álex vaya
corriendo a sentarse a su lado, se resigna y se pone en el de detrás. El
atractivo chico, se sienta al lado de la chica tímida, y un joven de pelo rubio
mira a Dione al pasar por su lado.
-
¿Está ocupado? – pregunta.
-
No, no – contesta la princesa mirando de reojo a sus
amigos.
-
Me llamo Lucas – hace una pausa y mira a Dione con
intensidad - ¿Y tú?
-
Dione.
-
Dione... – por unos segundos la princesa se asombra
feliz de que haya captado a la primera cómo se llama – Es un nombre precioso.
-
Gracias – dice ella sin más.
Más tarde el vehículo se detiene y Lucas y Dione se despiden
con una sonrisa, aunque volverán a encontrarse muy pronto.
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