sábado, 26 de mayo de 2012

Hadas en Londres - Capítulo 5


5. Una segunda cuestión
Dione no sale de su asombro. ¿De qué conoce ella a ese hombre con bigote y una enorme barriga? No tiene rasgos isianos, y mucho menos goilyanos. 
Pasan apresuradamente a los asientos vacíos del fondo y se sientan tranquilos.
-         ¿Quién era? – dice Natalia, que está sentada entre Álex y Dione.
-         Ni idea... – responde abrumada – No le conozco, no me suena de nada, en mi vida le he visto – explica.
-         ¿Qué llevas ahí? – pregunta Álex mirando hacia las manos de la princesa.
-         Bueno, me he comprado una figurita de porcelana que vi en una preciosa tienda... – la alza para que puedan verla.
-         Es muy bonita.. se parece a ti – dice el chico.
Natalia mira hacia la ventana fingiendo que no se entera de lo que hablan, porque no le gusta nada ver cómo se interesa él en ella. ¿Realmente es tan fea? ¿O pasa tan desapercibida por los chicos? Las ruedas patinan levemente al frenar sobre la carretera nevada, y los tres salen de allí corriendo bajo la nieve hasta llegar a un alto edificio antiguo. El conserje que está en la entrada, les saluda y les abre la puerta. Ellos entran en el ascensor al tiempo que Dione mira la máquina de arriba abajo sin pestañear.
-         ¿Subes o no? – dice Natalia.
-         Em... claro – concluye la princesa.
Dione entra dubitativa, después de todo, los tres se conocen de un día, ¿de verdad es prudente confiar en ellos? El tiempo lo dirá...
Suena un pitido muy agudo, y salen caminando recto para entrar por una puerta gruesa de madera al interior de una casa de aspecto rústico.
-         Pasad, pasad – dice Álex.
Al oír cómo reina el silencio ninguna de las chicas puede evitar preguntarlo:
-         ¿No hay nadie en casa? – dice Natalia.
-         No, mi madre está en una reunión y mi padre trabajando.
-         Ah, vale – responde ella.
Van al salón, con poca decoración y sofás voluminosos con estampados florales. Una lámpara de araña preciosa cuelga del techo y Dione se queda embobada mirándola.
-         No sé si os habréis fijado en que no hemos avanzado ni un paso en esto – dice Natalia con voz dura.
-         Ya... francamente yo tampoco tengo ni idea de por dónde empezar. Pero tengo otro problema que creo que os debería contar – comienza el hada.
-         Claro, cuéntanos.
-         Pues veréis... Todo comenzó esta mañana, antes de conocerte – dice mirando a Natalia – pasé por ese reloj tan enorme...
-         El Big Ben.
-         Pues eso; y noté el sonido de unas campanillas, pero lo peor fue – se prepara para la sensación de ahogo, pero no llega – que se me apareció una figura, pero luego se esfumó. Lo he estado pensando desde entonces.
-         Guao... – dice Álex – Dicen que el Big Ben alberga secretos.
-         ¿De verdad? – pregunta la princesa interesada.
-         Claro.
-         ¿Y me ayudaréis a desvelarlo? ¿Y luego continuamos con la reconquista de mis tierras?
-         ¡Por supuesto, Dione! – dice Álex entusiasmado, y la sonríe con una sonrisa que derrite el corazón... especialmente a Natalia, que les mira recelosa.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho, pero creo que confía demasiado rápido en ellos...Por que podría...No se decirlo a la gente si se asusta y tratarla como en un laboratorio. Bueno a mí solo me ha parecido un poco así eso, lo demás está precioso!

    ResponderEliminar
  2. De acuerdo, Sarita, me has inspirado una idea, gracias!!! :D

    ResponderEliminar

Mi novela, disponible en Amazon.

Mi novela, disponible en Amazon.
Papel: 7,02 euros. Ebook: 1,57 euros.