14. “Cumpleaños
feliz, cumpleaños feliz…”
Bajé contenta a la cocina, donde me esperaba
en la mesa mis padres y mis hermanos con un regalo en sus manos y un desayuno
espléndido también me aguardaba allí.
-
¡Felicidades! –
gritaron a coro.
-
Gracias.
-
¡Mi regalo
primero! – dijo mi hermanito David.
-
A ver, a ver…
¡Guao qué dibujo más bonito! Esta soy yo, esta es mamá y el de aquí es papá y a
su lado estáis tú y Courtney. ¡Me encanta, muchas gracias!
-
Ahora yo – dijo
mi hermana.
-
¡Madre mía! ¿De
donde has sacado este vestido? ¡Es el de mis sueños! ¿No lo vendían solo en
tiendas de marca, de donde has sacado el dinero?
-
Bueno, tengo mis
contactos, y si miras debajo del papel fucsia verás el chal y el bolso.
-
¡Muchísimas
gracias!
-
Y ahora el
nuestro – dijeron mis padres.
-
No me lo puedo
creer ¡por fin! ¡mi propio ordenador portátil! ¡Muchísimas gracias, de verdad,
es precioso, me encanta!
-
De nada hija.
El día transcurrió tranquilo,
estuve toda la mañana configurando mi nuevo portátil: el fondo de pantalla, el
escritorio… Y cuando terminé estrené la WebCam incorporada charlando un poco
con Alice y las gemelas.
Y mientras me descargaba
música por la tarde-noche mi madre me llamó:
- ¡Nicole, baja aquí ahora
mismo!
Y antes de que pudiera decir
nada estaban en el salón todos mis amigos ¡habían planeado una fiesta sorpresa!
- Anda, sube a ponerte el
vestido que te he regalado.
- ¡Voy volando, enseguida
vuelvo!
Subí las escaleras y me puse
mi vestido nuevo, me puse un poco de colorete y brillo de labios y me hice un
peinado muy chulo que había visto en las revistas.
Entré en el salón y todos me miraban y el sepulcral silencio se acabó
cuando Zoé subió la música y todos empezaron a bailar.
-
Estás alucinante!
– me dijo Alice.
-
Ese vestido es
maravilloso ¿de dónde lo has sacado?
-
Me lo ha regalado
Courtney.
-
Bueno, ya tienes
15 años como casi todas, faltan las gemelas y Adam.
-
Bueno, paremos de
hablar ¡y a divertirnos!
Mis
canciones favoritas resonaban por toda la casa, y parecía que todo el mundo se
lo pasaba de maravilla.
Había
pastelitos, dulces, patatas, sándwiches, perrito caliente, aceitunas…
Era
la mejor fiesta que había tenido nunca.
Como
siempre, Brigitte ya estaba pidiéndole consejo a mi hermana y mi hermano David
enseñándole sus videojuegos a Mark. Pero lo mejor de la fiesta fue cuando todos
se fueron yendo, no me refiero a que estaba esperando a que todo el mundo se
fuera, pero es que todos se fueron menos la panda.
-
Bueno hija, si te
parece bien, he invitado a toda tu panda a quedarse a dormir.
-
¡Es genial,
gracias mamá!
-
Bueno, pues tus
hermanos están en sus habitaciones y tu padre y yo no vamos a molestaros,
estaremos todos en la planta de arriba, resumiendo, tenéis toda la planta de
abajo para vosotros ¿de acuerdo? La pizza ya está lista, podéis tomárosla
mientras que veis una película, así que para estar más cómodos, ¿por qué no os
vais poniendo el pijama?
-
Vale, mamá muchas
gracias por todo, buenas noches.
-
Buenas noches.
-
Bueno, Nicole, he
alquilado “De vacaciones en Manhattan” Es
de risa, y acaba de salir en DVD ¿te apetece?
-
¡Me apetece
muchísimo, gracias Eddie!
-
Aquí traigo la
pizza, hay cuatro quesos, de pepperoni y de bacon.
-
¡A mí dame una
porción de bacon, por favor!
-
Yo quiero cuatro
quesos.
Estuvimos viendo la peli de
risa y cuando acabó decidimos jugar a prueba o verdad.
-
Voy a buscar una
botella en la cocina – dije.
-
Voy contigo –
dijo Mark.
-
Mira en esos
armarios, seguro que hay alguna – le dije a Mark.
-
¡La tengo! –
respondió.
-
Vale, pues vete
yendo al salón, voy a coger un cuenco con patatas.
Salí de la cocina y nos
pusimos en círculo para comenzar a jugar.
Giramos la botella, le tocó a
Zoé primero, ella siempre elige prueba, por 2 razones: puede hacer cualquier
prueba que le propongamos y además oculta demasiados secretillos como para
poder contárnoslos. La hicimos salir a la calle en pijama y al primero que
pasase por allí lanzarle un beso ¡y lo hizo! Apenas se lo pensó, y nos partimos
de la risa! Pero de repente el juego se interrumpió:
-
¡Chicos, rápido
venid!
Fuimos corriendo a la cocina,
donde estaba Alice bebiendo un vaso de agua.
-
Había un hombre
mirando por la ventana de la cocina, se ha quedado mirando y me ha apuntado con
su pistola, justo cuando os he llamado se ha ido corriendo.
-
Bien chicos, ¿a
por él? – dijo Adam.
-
¡A por él! –
dijimos todos mientras salíamos por la puerta...
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