Soy tuya, básicamente

Para qué mentir si realmente te tengo que contar muchas cosas, ¿empiezo?
A ver, me encanta que me intentes tomar el pelo, no sé, como si fuera una niña pequeña (que lo soy), y que, responda lo que responda, te rías.
Adoro cuando intentas hacerte el gracioso o el ingenioso, y me da la risa por la absurdez de lo que acabas de soltar.
Amo, amo, amo, la forma en la que tu pelo cae en ondas sobre la frente. (Y cuando vas de gris, madre mía).
Me gusta que me toques el pelo, la cara, o básicamente cualquier roce.
Me gustas porque me haces reír, porque tienes una sonrisa bonita, en verdad, por muchas cosas. (Por tu colonia también, ay).

¡Jolín Marina, deja ya de ser tan cursi y pesada! 
Y yo qué le hago si cada vez que le veo se me sale el corazón por la boca.

Marina.